Es muy sabido que uno no valora las cosas hasta que no las tiene…
Si hablo de la parte económica, en lo personal, en toda mi niñez, aunque no éramos una familia adinerada, jamás nos faltó nada gracias al esfuerzo de mi papá que siempre se ha asegurado de que jamás falte nada… y la casa de mis padres, en donde viví hasta los 23 años, siempre fue una casa bastante cómoda, con todo lo básico de un hogar: una casa grande, teléfono, computador, tv-cable, vecinos tranquilos, etc. en la escuela jamás me faltó el uniforme, los libros, etc., y en mi cuarto, siempre tenía ropa limpia y planchada gracias a la excelente labor de mi mamá como madre (por algo digo que es la mejor mamá del mundo).
Si hablamos de la salud, siempre he dado gracias a Dios por mi buen estado desde chico, para empezar no tengo deficiencias físicas y gracias el ejercicio y la carencia de vicios, he podido vivir una vida bastante sana.

Año con año he visto el Teletón, tanto en Chile como en México, cada caso que muestran es obvio que nos rompe el corazón, y uno agradece a Dios por “estar completo”, por gozar de buena salud, pero sinceramente puedo decir que ese sentimiento era pasajero, no sé si pueda expresar bien lo que quiero decir, pero cuando terminaba el Teletón, apagábamos la TV y seguíamos la vida normal y quejándonos de todo, del resultado del fútbol, del poco sueldo que nos pagan, del tráfico, de la política, etc., poniéndonos de mal humor.

Hoy, fines de enero de 2007, con más un año en una situación muy complicada, la más difícil de mi vida, una situación verdaderamente desesperante y que me tiene los sentimientos como estropajo, por los suelos, una situación familiar que me llena de impotencia, de coraje, de ira, etc., es como estar entre la espada y la pared, con los ojos vendados, la boca tapada y las manos atadas… es una lucha constante, día a día entre seguir en pié con esperanzas de ver la luz a todo esto, y de no caer en la depresión de la soledad, aquella con la cual muchas personas incluso han terminado con su vida o se han revelado ante Dios o ante la vida misma.

Tengo los sentimientos a flor de piel, al rojo vivo, la soledad y el encierro son algo terrible, no se lo deseo a nadie (o quizás a un par de personas, pero con ánimo de lección)… el sentirse solo en la vida quizá sea lo más terrible para una persona, saber que las personas en las cuales se puede recibir un abrazo sincero estén lejos físicamente o bien, cerca pero infinitamente lejos en el sentido figurado, es horrible, horrible vivir en el mismo infierno, “durmiendo con el enemigo”, sin poder hacer nada, nada por mi, por la vida, por “los míos”.. ver que la vida avanza, nos ponemos viejos mientras yo sigo aquí atado de pies y manos, estancado en el tiempo. Mis sentimientos, como dije, están al rojo vivo, todo me afecta, todo me hace llorar, incluso una tonta película o cualquier escena de una estúpida teleserie… el sentirse traicionado, ofendido, humillado y aún estando en el suelo, pisoteado es lo peor que he sentido sin duda en todos mis 29 años de vida…

Por lo mismo, ahora que estoy atado y viviendo la peor experiencia, me ha servido para valorar todo lo que para mi antes eran normal, desde lo más insignificante como “ir al centro” , irnos de viaje con mi esposa y mi hija o simplemente sacar a pasear a mi perrita.

En estos momentos de cambio, de renovación interior, he podido darle un gran significado a la frase “uno no valora las cosas hasta que no las tiene”, porque es así, lamentablemente, todos nosotros somos unos mal agradecidos con la vida, con las cosas que tenemos, siempre queremos más, somos tontamente ambiciosos… si tenemos un par de piernas, hay que dar gracias… si podemos ir a la esquina o al supermercado tenemos que sentirlo y valorarlo… o si podemos ir a un parque y sentarnos en un banco a respirar aire puro mientras vemos a los niños jugar… eso, eso tan simple, muchas personas no lo pueden hacer… como mi esposa y yo desde hace ya más de un año.

Ayer, veía en la televisión una familia que tenía a su hijo al borde de la muerte, sólo lo salvaría un milagro de Dios. Al escuchar a ese matrimonio que contaba su triste experiencia, sentí una especie de látigo por la espalda, comprendiendo que “ESE SI ES UN PROBLEMA”… lo que estoy viviendo YO, junto a mi familia no es nada comparado con tener un hijo al borde de la muerte… Me sentí un tonto, un verdadero ESTÚPIDO al quejarme por lo que estamos viviendo, porque el problema nuestro es completamente solucionable, es un problema causado “por el hombre” que Dios quiera sea pronto su solución… además todos estamos vivos, enteros, todos tenemos buena salud (mi esposa, mi hija y yo) y la relación se ha fortalecido de buena forma.

Al terminar de ver a esa familia con ese gran problema, no pude hacer otra cosa más que levantar la cabeza y dar gracias a Dios, dar gracias por todo lo que tengo, y porque pronto se solucionará nuestro problema y podremos continuar nuestra vida de la mejor manera y entendiendo la gran lección que Dios nos envía en este momento.

Por eso, ahora quiero decir que tengo MUCHAS GANAS DE VIVIR… de realizar mis sueños, de entregarme a mi familia, de ser útil, de disfrutar cada cosa que haga, a mis familias, mis amigos, etc. de afrontar los próximos problemas de una manera más madura y todo esto con más experiencia en esta vida que es una, si, una sola… y valla que pasa rápido.

One thought on “Las ganas de vivir.

  1. UrSuLiT@ says:

    Te quiero Mucho.Asi como dices tu, el tiempo pasa, y rápido… cuenta conmigo, que yo, a la distancia fisica… te envio mucha fuerza y ánimo a ti y tu familia…Un beso grande y un abrazo hasta el corazon…

Comments are closed.